Yo no sé si el pueblo sería mejor o peor de lo que es hoy de no contar con su Asociación Cultural, esa que recoge el bonito nombre de su sierra, pero sí sé lo que esta asociación ha hecho por el pueblo, y lo conozco bien porque formo para de la misma desde su fundación hace ya más de treinta años y, además, porque he tenido la satisfacción de ser presidente durante años, cargo que evidentemente acepté voluntariamente y, la verdad, de ese tiempo solo recuerdo cosas gratificantes.
Así, a vuela pluma, y de manera rápida, recordaré que la Asociación ha logrado salvar de la ruina las dos ermitas del pueblo, la de la Soledad y la de La Vega, que fueron recuperadas gracias al empeño del presidente y de los cubillejanos asociados. Fueron salvadas del abandono y la dejadez. La Asociación promovió la restauración de la ruinosa fragua, que se restauró al antiguo modo, «azofra», es decir, con la participación voluntaria de los cubillejanos que trabajaron con ilusión y mucho esfuerzo en la construcción de este edificio como sede de la Asociación Cultural y que, ahora, también sirve como Casa Consistorial.
Y estas actuaciones importantes eran solo los inicios de un trabajo fructífero por el pueblo y por los cubillejanos. Luego llegaría la restauración completa del horno municipal, que ahora puede ser utilizado por todos los vecinos cuando lo consideran oportuno; el granero, del que solo llego a recordar que de niños entrábamos allí a escondernos en lo que era no nada más que una un basurero; del torreón de los Ponce, conocido durante muchos años como el palomar, un edificio histórico del siglo XII, que aunque de propiedad particular era otra vergüenza para el pueblo desde hacía décadas, otra ruina más.
Y qué podemos decir de la iglesia, el monumento más importante por su valor histórico, monumental y cultural, al margen de las ideas religiosas de cada cual -todas respetables- , que ha necesitado de importantes inversiones en las que también ha colaborado económicamente la asociación, aunque de manera muy modesta por la escasez de recursos, y tengo que decir que con orgullo para mí como socio, ex presidente y ahora secretario de la asociación, dado que solo si somos capaces como pueblo de reconocer y conservar estas riquezas podremos sembrar algo de esperanza para el futuro.
Es también la Asociación la que, además de organizar actos culturales y lúdicos todos los años, como la concurrida matanza, la semana cultural, la colaboración con las fiestas patronales, ha restaurado los pairones de Animas y del Buen Suceso; gestionó la limpieza del vertedero existente junto al pairón del Buen Suceso para levantar un parque público; levantó la fuente que siempre había existido en el pueblo y se dejó perder con la remodelación de la calle y el soterramiento del arroyo. Y así otras iniciativas como exposiciones, conferencias, conciertos, talleres y la edición de hasta cuatro libros muy simbólicos para conocer el pasado y el presente de Cubillejo de la Sierra.
Y fue la asociación, nuestra asociación, la que impulsó la constitución del pueblo como Entidad Local de Ámbito Territorial Inferior al Municipio (EATIM) lo que nos ha permitido tener un alcalde y concejales elegidos dentro del pueblo, con los votos de los cubillejanos, independizándonos de manera determinante del Ayuntamiento de Molina, gestionando así nuestros propios recursos, relacionándonos directamente para las obras e inversiones con la Diputación y la Junta y siendo, en fin, responsables de nuestro propio destino como pueblo.
Y todo esto, en apenas 30 años de existencia de la Asociación Cultural «Sierra de Caldereros», que, por otra parte, tiene unos recursos que se limitan a sus cuotas sociales y a los escasísimos ingresos que se generan con pequeñas subvenciones culturales o con la venta de lotería, recursos mínimos a pesar del enorme esfuerzo que requieren pero a los que hemos sabido sacarles entre todos mucho, muchísimo provecho, en beneficio de un pueblo que dependía para todo de Molina, con edificios simbólicos e históricos abandonados, esta es la realidad reciente si es que queremos recordarla. Y esto se ha conseguido entre todos, bajo el paraguas de la Asociación y, por supuesto, con ayuda del Ayuntamiento una vez que se constituyo como EATIM.
En fin, de vez en cuando es bueno recopilar en nuestra memoria lo que somos, lo que éramos y de dónde venimos, para así hacernos una idea de las cosas con la mayor concreción y rigor posible, y así poder decidir hacia dónde vamos. Y lo que es ahora nuestro pueblo, que debería de llenarnos de orgullo sabiendo lo que era desde que pasó a ser barrio de Molina y comenzó a sufrir los efectos de la despoblación, conociendo como se ha peleado desde la Asociación y desde el Ayuntamiento para lograr un pueblo mejor cuyos resultados solo los pobres de espíritu son incapaces de apreciar, ha sido posible por la unión y colaboración de todos: vecinos del pueblo, socios de la Asociación Cultural «Sierra de Caldereros», concejales, alcaldes, y muchos amigos que, sin ser de nuestro querido Cubillejo, siempre han comprendido nuestras ilusiones y han apoyado nuestros proyectos. Así se escribe la historia más sencilla y memorable.
Carlos Sanz Establés